9 tendencias de diseño interior que trajo la pandemia

Diseño interior Tendencias covid

Las circunstancias nos moldean y eso es indudable. La llegada de la pandemia ha modificado nuestras vidas, alterando nuestros hábitos, rutinas y hasta la forma de acercarnos y comunicarnos entre nosotros. Aún es muy pronto para precisar cuáles de estos cambios serán definitivos y cuáles temporales, pero sabemos que a partir de esta experiencia algunos hábitos podrían haber cambiado para siempre.

Pero aunque ahora que nuestras costumbres se hayan visto forzadas a cambiar para adaptarnos a la convivencia con el coronavirus, aunque estemos dispuestos a asumir en paz estos cambios, nuestro entorno debe proporcionarnos las condiciones esenciales para cumplir con las normas de seguridad, higiene y convivencia que hoy se espera que cumplamos. 

¿Cuentan nuestras residencias con las condiciones necesarias para adaptarnos al cambio? ¿Qué transformaciones son necesarias para hacer que nuestra experiencia en estos espacios cumpla con las normas de convivencia formuladas para resguardar nuestra salud y seguridad? ¿Son nuestros hogares sitios amigables en los que podamos permanecer cómodamente durante el tiempo que dure el confinamiento?

Hoy pasamos muchísimo tiempo en casa, nos toca finalmente habitarla, vivirla y experimentarla como quizá nunca antes. La estancia prolongada en nuestros hogares nos revela que sus condiciones probablemente no sean las adecuadas para incorporar los nuevos hábitos a nuestro día a día. Apenas ahora estamos descubriendo que nuestros espacios son más pequeños de lo que creíamos, que la distribución de las áreas no es tan funcional como pensábamos o que tal vez el apartamento fue diseñado para cuatro personas, pero para cuatro personas que no coinciden a las mismas horas. Creíamos que los espacios en los que nos movíamos eran suficientes, hasta que nos tocó experimentarlos desde otro ángulo.

La cotidianidad podría estar obligándonos a introducir cambios permanentes que aminoren las situaciones de riesgo que han facilitado la propagación de la pandemia. Nuestras salidas han quedado limitadas a diligencias puntuales como emergencias médicas, resolver asuntos bancarios o ir a la farmacia o al supermercado, nos toca permanecer en casa la mayoría del tiempo. Hoy necesitamos contar en nuestros hogares, nuestros lugares de permanencia, con las facilidades suficientes para hacer nuestras largas estancias no solo más llevaderas y soportables, sino disfrutables. Es fundamental que nuestras experiencias en casa sean, más que soportables, experiencias agradables. Son nuestros hogares y merecemos felices en ellos.

Los cambios necesarios

Un lugar exclusivo para el teletrabajo

Nos toca trabajar desde casa. El teletrabajo al que muchas empresas le huyeron por tanto tiempo, hoy se ha vuelto una medida obligatoria. No contar en casa con un espacio adecuado para el trabajo, libre de distracciones y sin el mobiliario necesario puede reducir nuestra productividad y perjudicar nuestra salud. Por otro lado, las áreas no delimitadas para trabajar en casa tienden a producir mayor agotamiento, ya que las distracciones pueden hacer interminables las jornadas laborales. Lo ideal es un espacio cuyo uso sea exclusivamente de trabajo con el que separemos las horas de trabajo del las de esparcimiento y descanso. En los próximos diseños residenciales la oficina ocuparía un lugar tan imprescindible como la cocina, el baño o las alcobas. No serán espacios de usos múltiples, sino sitios exclusivamente de trabajo.

Mayor entrada de luz natural y ventilación

Necesitamos ventanas más amplias. La sensación de confinamiento es la queja más frecuente de quienes hemos permanecido aislados en nuestras casas durante todo este tiempo. La luz natural y la posibilidad de extender nuestra mirada al horizonte se vuelven imprescindibles para paliar la sensación de encierro. La buena ventilación, por su lado,  constituye un beneficio para la salud que permite la renovación del aire dentro de nuestras viviendas, pues evita la acumulación de los microorganismos que flotan en nuestras habitaciones.

Mayor posibilidad de interacción con el otro

Además de sentirnos cómodos y seguros, también es necesario poder conectarnos con nuestros vecinos de manera segura, para poder sentir que estamos en un vecindario. Vivimos en unidades residenciales como un cuerpo desmembrado, separados unos de otros por paredes de ladrillos, hormigón y metal. Está claro que durante el aislamiento el contacto con el otro es lo menos indicado, pero vernos en la distancia, saber que no estamos solos nos hace mirar el confinamiento desde otra perspectiva; una en la que conformamos una comunidad, en la nos vemos reflejados en la cotidianidad del otro, que abona nuestra resiliencia y que nos invita a continuar unidos en un mismo propósito.

Un área de sanitización

Los baños de visita podrían ser, además, áreas de sanitización. Nos ha tocado improvisar áreas de higiene, junto a la entrada de nuestros hogares, con las que buscamos reducir las posibilidades de ingreso de agentes que puedan amenazar nuestra salud. En el futuro inmediato, atendiendo a este “nuevo” hábito de asearnos antes de llegar al interior de nuestras casas, podremos ver con más frecuencia baños con los requerimientos necesarios para tal fin. La pandemia no estará por siempre entre nosotros, pero estaremos más conscientes de la importancia de la higiene frecuente como medida preventiva; algo que siempre supimos, pero cuyo cumplimiento fuimos soltando con el tiempo.

Áreas comunes más espaciosas

Las áreas comunes de las unidades residenciales seguirán siendo para el disfrute de todos sus copropietarios, pero deberán transformarse en zonas alejadas del hacinamiento, con espacio suficiente para movernos libremente. Esto representa un interesante desafío, especialmente ahora cuando el máximo aprovechamiento del más mínimo espacio había sido la norma. La convivencia involucra más individuos y es necesaria para el balance emocional de cada uno.

Estilos de diseño personalizados

Al aumentar el período de tiempo que pasamos en el interior, hacemos más consciente aquello del espacio que es afín a nuestra personalidad y aquello que no. Esto nos invitará a ser más selectivos a la hora de elegir elementos que hagan parte de nuestra cotidianidad, pues a la larga se convertirán en otro invitado a la convivencia. 

Es posible que la voz propia cobre mayor fuerza que las grandes tendencias del mercado, muchas de las cuales no reflejarán estética o funcionalmente el deseo de los usuarios. 

Sustitución de materiales

Los materiales también cambiarán. La superficies que resistan la limpieza frecuente y que faciliten esta tarea se harán más demandados. La higiene minuciosa se ha inscrito en nuestra mente, por eso los materiales que se deterioren con la frecuente limpieza serán reemplazados por otros que simplifiquen esta labor. Los materiales de cuidados especiales, cuya limpieza nos exija productos especiales o contratar a un tercero podrían ser reemplazados. Los accesorios como las manillas, tiradores, grifería y los pomos de las puertas fabricados o cubiertos en cobre o latón también observarían un incremento en su demanda debido a su eficacia para neutralizar los microbios, virus y bacterias que quedan en su superficie, en mucho menor tiempo que otros materiales como el acero, la cerámica o la madera.

Más plantas en el interior

Añorar el contacto con la naturaleza nos hará incorporarla en nuestros hogares de manera más significativa. Las plantas, más allá de ser un accesorio decorativo, ocuparán un lugar más relevante en nuestras casas, pues ellas serán el nexo necesario con el exterior en los momentos en que no sea posible salir a conectarnos con ella. El aislamiento ha fortalecido en nosotros la conciencia ambiental y nos ha revelado el verdadero valor de sus recursos.

Sistemas de ahorro energético

Pasar hoy la mayoría del tiempo en nuestras casas representa un consumo de recursos como agua, gas y electricidad mayores. Parte de nuestro gasto energético ocurría en nuestro lugar de trabajo y el colegio de nuestros hijos, por lo que ahora que pasamos más tiempo en casa tendremos más conciencia del consumo familiar real de los servicios de electricidad, gas doméstico y agua. Seremos más conscientes de este consumo y empezaremos a demandar métodos que optimicen el aprovechamiento de los recursos. 

El diseño arquitectónico influye en nuestras vidas y moldea nuestros hábitos, generando un nuevo comportamiento social. El papel de la arquitectura es primordial en la metamorfosis, para encaminar a la población hacia un sociedad más preocupada por su seguridad como individuo y como parte del entramado social.

Aunque la pandemia no será lo que rija nuestras vidas por siempre, la experiencia de la cuarentena nos ofrece otra mirada de nuestra cotidianidad y nos muestra que hay condiciones que deben ser suficientemente flexibles para moldearlas y adaptarlas a las exigencias de las circunstancias. Quizá la arquitectura debe plantearse diseños con más plasticidad y reemplazar las formas y conceptos de difícil transformación. Hoy vemos como la seguridad que transmiten los espacios que habitamos tienen más que ver con la capacidad de brindar una alternativa frente a situaciones de contingencia que con la construcción de monumentos inderrumbables.

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